El placer lascivo y sus consecuencias: Perú en el top 20 de consumo de pornografía según Pornhub

En diciembre de 2024, plena víspera de Navidad, el Perú recibió una noticia que, lejos de enorgullecer, debería alarmarnos como sociedad: nuestro país ha escalado cinco posiciones en el ranking de consumo de pornografía a nivel mundial, colocándose dentro del Top 20, según el portal Pornhub. La compañía en mención es un sitio web de entretenimiento para adultos que ofrece contenido pornográfico en formato de videos, fotos y transmisiones en vivo. Sin embargo, esta plataforma ha estado en el ojo de la tormenta por temas éticos, legales y sociales, lo que nos invita a pensar si este “logro” realmente debería preocuparnos más que hacernos reír. En consecuencia, este “mérito”, en lugar de aplausos, nos exige la siguiente reflexión. ¿Es este el tipo de ciudadanos que queremos para nuestra sociedad?

A primera vista, esto puede ser motivo de una reacción sarcástica o con ironía por parte de los jóvenes; no obstante, analizando las principales consecuencias de una persona que consume excesivamente pornografía, se presenta una tendencia sumamente preocupante. Estudios han demostrado que las personas que desarrollan una adicción a este tipo de contenido enfrentan problemas como insatisfacción en sus relaciones de pareja, un mayor riesgo de infidelidad, y, en algunos casos, una desconexión emocional que puede terminar en separación o divorcio. Además, está el impacto emocional: el consumo excesivo puede desensibilizar a las personas y afectar su capacidad de conectarse emocionalmente con otros.

Bajo este contexto es menester analizar minuciosamente y ahondar en estas interrogantes. ¿Qué significa estar dentro del ranking para una sociedad que históricamente ha valorado la familia y ciertos principios éticos? ¿Qué está llevando a Perú a esta posición? ¿Cómo impacta en nuestras relaciones, valores y juventud? Y, más importante aún, ¿cómo podemos enfrentar este fenómeno para proteger a nuestra sociedad de sus efectos más perjudiciales? Esta investigación se justifica debido a que Perú por primera vez está dentro del Top 20 en países que consumen pornografía y la amenaza a los valores que pueden afectar a una sociedad verdaderamente virtuosa; por ello, analizaremos las posibles génesis del problema y posibles consecuencias a corto y mediano plazo.

La pornografía según Peter y Valkenburg (2010) se refiere al material sexualmente explícito creado para maquinar de forma profesional, cuyo propósito principal es provocar excitación sexual en el espectador. Esto, a su vez, altera tanto las motivaciones sexuales como el comportamiento y representa una amenaza gigantesca al matrimonio, a la familia, a los hijos y a la felicidad de los ciudadanos; afectando así la estabilidad social. Esta industria, ha experimentado un crecimiento exponencial desde que, en 1953, se publicara la primera revista de Playboy. Desde entonces, su contenido se ha vuelto cada vez más extremo y gráfico, incluyendo representaciones de abusos, escenas humillantes y degradantes. En términos económicos, hace unos 15 años los ingresos globales de esta industria superan a los generados por gigantes tecnológicos como Microsoft, Google, Amazon, eBay, Yahoo, Apple, Netflix y Earthlink, combinados (Betania, 2020).

Conforme a esta tendencia, una de las causas del consumo masivo de pornografía en el mundo es la creciente sexualización en los medios de comunicación. Películas, series, reels, anuncios, videojuegos, e incluso las sexshops, han integrado de forma evidente mensajes subliminales de carácter sexual. Estos elementos pueden normalizar la presencia de estímulos sexuales desde edades tempranas, influyendo en la percepción de los más niños sobre su sexualidad. Otra causa significativa está vinculada al fácil acceso y la falta de restricciones en internet. Este acceso irrestricto alimenta la curiosidad ante cualquier estímulo, especialmente en adolescentes y jóvenes, quienes pueden desarrollar patrones excesivos de consumo pornográfico. Además, aunque la pornografía se ha vuelto más aceptable jurídica y culturalmente, su contenido tiende a incluir niveles crecientes de violencia y degradación hacia las mujeres (Jensen & Okrina, 2004).

Así también, el consumo de pornografía está estrechamente relacionado con la masturbación, una conducta sexual que suele ir acompañada de sentimientos arduos de culpa. Al respecto, es preciso resaltar que el exceso de masturbación puede desencadenar en problemas como depresión, ansiedad, estrés, y desequilibrios emocionales. Incluso se han reportado efectos físicos, como disfunción eréctil, eyaculación precoz, o prostatitis, entre otros (Velasco & Gil, 2017). En términos neurológicos, la visualización de imágenes con alto contenido sexual estimula la liberación de dopamina C6H3(OH)2-CH2-CH2-NH2, una sustancia que afecta directamente el lóbulo frontal del cerebro y es responsable de funciones cognitivas y conductuales. Esta alteración puede repercutir en el comportamiento y las capacidades de razonamiento de los individuos, pues al consumir pornografía hay probabilidades de que los niveles de materia gris disminuyan.

Las consecuencias en el hogar también pueden ser severas, llegando al grado de debilitar por completo a la familia tradicional. Uno de los principales desenlaces es la insatisfacción matrimonial, ya que quienes consumen pornografía suelen incidir en menor aprecio y amor hacia sus parejas después de observar y desear a las personas expuestas en el vídeo. Del mismo modo, este comportamiento no solo afecta a los consumidores, sino también a sus esposas, quienes frecuentemente desarrollan profundas heridas psicológicas, sentimientos de traición, desconfianza, y pérdida de autoestima (Fagan, s.f); lo que genera que empiecen a percibirse como poco atractivas o sexualmente inadecuadas para su marido, lo que puede llevarlas a sufrir depresiones severas. En algunos casos, el impacto emocional es tan grave que requiere tratamiento psicológico en uno de los esposos.

Seguido de ello, el consumo de pornografía también se relaciona con un incremento significativo en la infidelidad. Estudios han demostrado que los consumidores frecuentes de pornografía son más propensos a participar en relaciones sexuales fuera del matrimonio, con un aumento del 300% en la tasa de infidelidad. Asimismo, el “cybersex” fomenta la permisividad sexual y reduce la fidelidad dentro de la pareja, un valor esencial para la integridad marital. Esto afecta directamente a la familia, ya que puede promover en largo plazo un resentimiento sobre el matrimonio y las relaciones saludables a los hijos, y, al verse erosionado un valor como la fidelidad, puede presentarse una propensión a la infidelidad y promiscuidad dentro de los menores de la familia.

En las mujeres, la participación en “cybersex” también está vinculada a un incremento en el número de parejas sexuales, lo que indica que el impacto no es exclusivo de los hombres. Estas dinámicas erosionan los valores maritales, como la confianza y la exclusividad, dejando a las parejas vulnerables a conflictos mayores. Así pues, la pornografía desempeña un papel importante en la separación y el divorcio. Sobre esto, los abogados especializados en divorcios han identificado que, en más de la mitad de los casos, el consumo obsesivo de pornografía en línea o la participación excesiva en foros sexualizados fueron factores determinantes. Cuando uno de los cónyuges desarrolla una adicción a la pornografía, los perjuicios pueden incluir no solo la separación emocional, sino también la pérdida del interés sexual mutuo. Investigaciones han mostrado que más de la mitad de los consumidores de “cybersex” pierden interés en el coito, y en un quinto de los casos, tanto el marido como la esposa dejan de estar interesados en mantener relaciones sexuales (Fagan, s.f). Esto expone nuevamente el daño que se le hace a la familia, ya que puede quebrar la planificación familiar y reproducción saludable.

En suma, tener a Perú dentro de los veinte países con mayor consumo del portal Pornhub puede ser sumamente peligroso y riesgoso para nuestro avance como una sociedad ética. La erosión de valores como la familia y la fidelidad dentro de esta, a causa de prácticas como la inmoralidad sexual o lascivia, puede resultar perjudicial tanto al individuo como a las familias mismas, las cuales son núcleo de nuestra sociedad. Y es que como se ha expuesto, el consumo excesivo de pornografía fomenta la desconexión emocional, incrementa la infidelidad y contribuye al divorcio, lo que debilita los lazos familiares y genera un daño irreparable en los individuos y en la sociedad. La prevención, la concienciación y el apoyo profesional y espiritual son esenciales para abordar este problema y proteger la integridad de las relaciones matrimoniales y familiares en nuestra sociedad peruana. El Perú como un país conservador debe aspirar a promover y velar por la integridad del matrimonio saludable y la familia; además, valorar la educación sexual desde una perspectiva científica y ética que no atente contra la modalidad de sus ciudadanos.

Bibliografía

  • Betania Psicología (2020, 16 de febrero) ¿Cómo afecta el consumo de pornografía? https://betaniapsicologia.com/2020/01/como-afecta-el-consumo-de-pornografia.html
  • Fagan, F. (s. f.). Los efectos de la pornografía sobre los individuos, las familias y la sociedad. Centro de Investigación de Matrimonio y Religión (MARRI). http://downloads.frc.org/EF/EF09K57.pdf
  • Jensen, R., & Okrina, D. (2004). Pornography and sexual violence. National Online Resource Center on Violence. http://www.oneangrygirl.net/jensenlong.pdf
  • Peter, J. & Valkenburg, P. M. (2010). Processes underlying the effects of adolescents’ use of sexually explicit internet material: The role of perceived realism. Communication Research, 37(3), 375–399. https://doi.org/10.1177/0093650210362464
  • Velasco, A. y Gil, V. (2017). La adicción a la pornografía: causas y consecuencias. Drugs and Addictive Behavior, 2(1), 122-130. http://dx.doi.org/10.21501/24631779.2265

Autor: Angel Alvaro

Categories:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *