Guerra comercial: ¿China podrá resistir los ataques de Trump?

La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha tomado un nuevo rumbo desde febrero del presente año. Empezó con Trump anunciando una subida del 10% a las importancias Chinas. En respuesta, China elevó los aranceles entre un 10% a 15%. En la actualidad, la situación ha alcanzado su pico más cuando EEUU impuso aranceles de 145%; y China, de 125%. Se sabe que Estados Unidos, al ser un país desarrollado, puede lidiar con las consecuencias de una guerra arancelaria. Pero, a diferencia de lo que muchos creen, China aún es un país en vías de desarrollo. Entonces, ¿es posible que el gobierno chino resista a la política proteccionista de Trump?

Xi JiPing y su gabinete ha manifestado en más de una ocasión estar preparado para enfrentar la guerra comercial, siendo una vía para lograrlo la reactivación del consumo interno para hacer frente al escenario internacional.

Adam Smith, en su libro La Riqueza de las Naciones, expresó textualmente lo siguiente: La señal más potente de la prosperidad de cualquier país es el aumento en el número de sus habitantes. ¿La razón? Por la mano de obra. No obstante, China está teniendo problemas con estimular la natalidad, registrando un récord a la baja en 2023, la tasa más baja desde la China de Mao Zedong en 1949. Según cifras de France24 (2025), para el 2035 habrán más de 400 millones de personas mayores en el país, significando más del 30% de la población. Si bien este fenómeno ha desplazado al gigante asiático del primer lugar como el país más poblado del mundo, también ha generado una nueva estrategia. El Consejo de Estado ha manifestado su interés por estimular la economía plateada, es decir, bienes y servicios enfocados en las personas mayores de 50 años. Por ejemplo, la empresa de lácteos Yili Group ha venido promoviendo la venta de leche en polvo para adultos mayores a través de propagandas llamativas. Otro caso es 360 Security, que en 2019 lanzó su primera línea de relojes inteligentes para la población longeva. 

Si bien China es el principal socio comercial de 140 países, y tiene TLCs con más de 30 países, hay un actor que ha pasado desapercibido: África. Desde inicios del siglo XXI, Xi JiPing ha intensificado su acercamiento al continente a través de préstamos que se han materializado en obras públicas a cambio del acceso a sus recursos naturales. África es rico en suelo ya que posee más de sesenta tipos diferentes de minerales, y un tercio de todas las reservas minerales del mundo, como cobalto, oro, litio y tierras raras (Ramdoo, 2019). En la macrocumbre de cooperación entre ambos países , el mandatario chino prometió la ejecución de 30 proyectos de energía limpia; además de ayudas financieras equivalentes a 46000 millones de euros y la creación de un millón de empleos.

En plena era de la globalización, el frente decisivo entre ambas potencias es la brecha tecnológica. Durante el primer mandato de Donald Trump, se implementaron políticas para restringir el acceso a China a tecnología clave para la fabricación de semiconductores. Empezó en mayo de 2017 al colocar a Huawei en la lista de peligro para la seguridad nacional de EE.UU. Posteriormente, en 2023 Japón impusó restricciones a la exportación de 23 tipos de equipos de fabricación de semiconductores, alinénadose a los esfuerzos de Estados Unidos para resguardar la seguridad internacional. 

La presión sigue en el presente. La administración estadounidense impidó a Nvidia vender su chip H20 en China, obligando a presentar una licencia por tiempo indefinido para realizarlo. Se estima que la empresa tecnológica percibiría pérdidas de 5500 mil millones de dólares en el trimestre actual.  Otro punto a tomar en cuenta es que Estados Unidos tiene de su lado a uno de los máximos productores de semiconductores, Taiwan Semiconductor Manufactoring Corporation (TSMC). La firma taiwanesa ya había anunciado invertir más de 65000 millones de dólares y la construcción de 3 fábricas en Arizona, consolidando así una alianza clave en la carrera tecnológica.

Como respuesta, China esta implementando el plan “Made in China 2025”, presentado en 2015, que tiene como objetivo fomentar y fortalecer la industria en áreas pobres del país. Valencia (2021) expresa que uno de los elementos del plan es la autosuficiencia, con el fin de reducir su dependencia de la tecnología extranjera. Por ello, China ha puesto en marcha la tercera fase del “Big Found”, fondo de inversión para la industria tecnológica, que invlucra el desembolso de 47000 millones de dólares, siendo beneficiada la empresa china, Semiconductor Manufactoring International Corporation, competencia de TSMC.

En síntesis, no es cuestión de resistir, sino de adaptarse. China ha previsto los movimientos de Trump con anticipación, por esa razón ha desplegado una estrategia integral que incluye el reforzamiento del consumo interno, diversificar su cartera de aliados, promover la economía plateada y acelerar su independencia tecnológica desde mucho antes. Lejos de tambalearse, China ha reorganizado su sistema en el nuevo escenario internacional.

Referencias Bibliográficas

Autora: María Fernanda Salgado

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